Un atardecer más
No sé exactamente qué hora era, pero seguramente era la mejor para una buena fotografía de un maravilloso atardecer.

Corría el reloj pero no mis pasos. Caminaba con mi hermana con quien había salido un par de horas a dar una vuelta y a realizar una diligencia. Era una de esas tardes comunes, pero había que aprovecharla para charlar con ella y disfrutar del paisaje local. Nuestra ciudad no es tan grande pero tiene algunas cosas bonitas, sobre todo las naturales.
Era una tarde más, o mas bien una tarde menos, depende de cómo lo veamos o lo entendamos.
El sol frente a nuestros ojos se iba yendo y la noche empezaría pronto, con esa capacidad que tiene de mostrarnos en noches despejadas, lo brillante de las otras estrellas que están más distantes.
Los atardeceres, como bien lo he dicho, son mis favoritos; pero lo son aún más si se los disfruta junto a algún familiar, porque lo mejor es tener a quien contarle lo bonito que es la vida, lo bonito que es vivir, aprovechando así cada instante, pues es mejor disfrutar con nuestra familia, que echarla de menos.