Memorias del campo: Bonitos días en muy bonitos lugares

La Consideración arrancaba antes de las 8 y de allí tocaba viajar a la zona de campo para emprender la actividad de predicar. Las impresionantes vistas del cielo despejándose y tomando color, las aves volando, las nubes con formas de objetos y los vivos colores de la vegetación y las flores, no dejaban de dibujar una sonrisa en nosotros, pero sin duda disfrutábamos de algo más.
Tengo muy bonitos recuerdos pues nos ha tocado de todo un poco: atravesar esteros que daban casi a la cintura; días soleados donde el agua se terminaba, pero siempre aparecía alguien bondadoso que nos ayudaba a calmar la sed; o el descanso bajo árboles enormes, mientras se compartían varias anécdotas.
Sin lugar a dudas han sido muy bonitos días en muy bonitos lugares, pero no sólo eso. En estos territorios he compartido con hermanos increíbles, esos amigos incondicionales que siempre son un estímulo y un ejemplo.